VI.
Yace tendido en la desierta arena,
Que quasi siempre el mar baña y esconde,
De Tirsi el cuerpo; el alma alverga donde
Sembró Amor la simiente de su pena:
Allí mientras su llanto amargo suena
Entre las peñas, Eco le responde:
Tirsi cuitado, ¿dónde estás? ¿Por donde
Saldrás á ver tu luz pura y serena?
Aquí el cielo nubloso, el viento ayrado
Mantienen con el mar perpetua guerra,
Y él con estas montañas que rodea.
¡Ay de tí, Tirsi, de dolor cercado,
Mas que de mar, quando será que lea
Fili en tu frente lo que el pecho encierra!
VII.
Lágrimas que salis regando el seno
Por vuestra antigua exercitada via,
Seguras del temor justo que habia
A vos y á mis suspiros puesto el freno:
Creced en rio tan profundo y lleno,
Quanto el dolor que el alma esconde y cria,
Por ver sembrada la esparanza mia
En glorioso, mas áspero terreno:
Y aunque mil causas dolorosas mueven
El alma á tan amargo sentimiento,
Esta sola razon ha de causaros;
Mas tan preciosas lágrimas no deben
Perderse así, ni desparcirse al viento
Tan gloriosos suspiros y tan caros.