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Evaristo Carriego.

la hora... la callejuela...
¡Medrada la fantasía
y vacía la escarcela!
Cadetes, guardias, tizonas,
siempre en trances de estocadas
y venga oir las gasconas
ingenuas baladronadas.
Intrigas de cortesanos;
fastuosos, regios festines...
¡Qué altivos, qué soberanos
van los bravos paladines
pasando con sus sombreros
de multicolores plumas!
¡Ay, prima, los caballeros
amados del viejo Dumas!
Brunos los del Mediodía,
rubios los del Septentrión:
quién viene de Picardía
y quién del pais Bretón.
Hidalgüelos, segundones,
bolsa ruin y noble cuna...
Mienten bien los fanfarrones
lances de amor y fortuna.
¡Y es de ver! En el apuesto
continente, ¡qué jactancia!
Luce empenachado el gesto
de los soldados de Francia.
¡Qué de contar cosas bellas