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Evaristo Carriego.

¡Si supieras!... A ratos me asaltan
tus visiones sangrientas... No duermo
al pensar, siempre alerta el oído,
que te pasas la noche tosiendo...
Al pensar en tu vida deshecha,
cuando miro esfumarse en mi ensueño
tus nerviosos esguinces cansados,
y moverse y cruzar tu esqueleto...
¡Hermanita: hace frío; ya es hora
de los suaves calores del lecho,
pero cambia la colcha: esa blanca
me recuerda el ajuar de los muertos!