Página:Poesías de Evaristo Carriego.djvu/118

Esta página ha sido validada
106
Evaristo Carriego

Por eso elogia siempre los más sensibles
finos ensueños, como también halaga
las audaces pasiones irresistibles
de los fieros Tenorios de poncho y daga.

La luz de un viejo idilio, como aureola
que ciñe su cordaje, quizás le llega
desde el fondo de un rancho: que aunque española,
conoció el amor gaucho de Santos Vega.

Bajo el alero en ruinas, contando duras
malas correspondencias a sus deseos,
con la magia vibrante de sus ternuras
cautivan a las mozas criollos Orfeos.

Ella inspira en el baile las alabanzas
de floridos requiebros y relaciones,
o las citas fugaces en las mudanzas
de los tristes cielitos y pericones.

O, a los lentos acordes provocativos,
en su seno se agitan las habaneras,
que, libertando locos besos cautivos,
se desmayan sensuales en las caderas.

Organos y clarines, sus voces finas
suenan, cuando en el rojo de sus vergeles
florece la amargura de las espinas
y sangra la epopeya de los laureles.