Página:Poesías de Evaristo Carriego.djvu/106

Esta página ha sido validada
94
Evaristo Carriego.

Y en tanto que la pobre golpeada intenta
ocultar su sombría vergüenza huraña,
oye, desde su cuarto, que se comenta
como siempre en risueño coro la hazaña.

Y se cura llorando los moretones
— lacras de dolor, sobre su cuerpo enclenque... —
¡que para eso tiene resignaciones
de animal que agoniza bajo el rebenque!

Mentras escucha sola, desesperada,
como gritan las otras... rudas y tercas,
gozando en su bochorno de castigada,
burlas tan de sus bocas... ¡burlas tan puercas!...