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verdaderamente digna de tal nombre. —La irreligion en la humanidad origina la anarquia en las ideas, el desórden en los sentimientos y el caos en la literatura. [1]

Ninguna esperanza completa de mejora podemos abrigar, sino robusteciendo la creencia religiosa. — Berro lo comprendió perfectamente; su espíritu religioso, es decir, su espíritu trascendental, alzó el vuelo hasta la causa primera, para buscar en el principio de toda verdad, de todo órden, de toda belleza, de toda justicia, en

El Dios que la luz sea, dijo, y fué,

el lazo de oro que liga al cielo con la tierra, al hombre con su Creador, y proclama la ley de Cristo como base de toda mejora, como fuente de toda esperanza, en la forma en que la conocemos, en su forma mas pura y mas cabal: — el catolicismo.

Las opiniones literarias de Berro, están intimamente unidas á sus ideas morales: la pureza, la sencillez, la verdad en el arte, como en la vida, la sobriedad, el buen gusto, la propiedad en las formas artisticas, como en las acciones sociales.

Confiesa él, en su prólogo, que no tiene sistema; y en esto representa el lejitimo resultado de la última lucha literaria.— La belleza no es indígena de ninguna escuela: los sistemas literarios, como las formas políticas, ya no se clasificarán en lo

  1. D. Cortés.— De la literatura actual.