conquistadora. — Lo pasado es una estátua europea colocada en las agrestes soledades americanas: no la interroguemos, que no tiene voz para nosotros. — La revolucion no ha podido substraernos instantáneamente á este vinculo de familia que nos liga á la Europa; vínculo que hace mas estrecho la civilizacion adelantada que ella posee.
Hemos sentado tambien, que la literatura no ha podido constituirse, despues de la revolucion, porque no se ha constituido la sociedad. La literatura como todas las fórmulas sociales, tiene algo de general que pertenece á la humanidad, á todas las sociedades, á todos los hombres y cuya patria es el mundo. Pero, si no nos engañamos, la literatura, para ser la espresion de un pais dado y ser útil á determinada sociedad, debe realizar la misma operación que el legislador que va á constituir á su pueblo. Hay ciertos derechos, que llamaremos divinos, porque emanan de las necesidades irresistibles con que Dios nos ha dotado. Estos derechos no los dan las constituciones, los consignan; pero la misión de los que las redactan es, despues de declararlos, modificarlos sin tocar á su esencia y conformarlos á las especialidades morales, geográficas é históricas del pais que van á constituir: de manera que, ya que no entra en nuestra desgraciada condición una perfección absoluta, produzcan el mayor grado de felicidad posible, que este es, en suma, el objeto á que deben dirigirse todas las instituciones humanas. Todo,