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ADOLFO BERRO




Deja el guerrero escrita su memoria
En el rastro de sangre de sus huellas;
El poeta en sus lágrimas su historia,
Los que saben llorar la leen en ellas.

Él marca su vivir , en pos de un nombre,
Con horas de delirio y de afliccion;
Dichoso si las lágrimas del hombre
Señalan el compas de su canción.

¡Pobre Adolfo! tu vida fué un gemido,
Un gemido tan hondo y tan veloz!
Si tan pronto en los tiempos se ha perdido,
Quedó en las almas eco de tu voz.
 
Porque es un eco inmenso el sentimiento
Estrechamente á la existencia unido,
Y al sonar en los aires tu lamento,
Los hombres que lo oyeron han sentido: