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Y en vano bramarán las tempestades
En álas del furioso vendabal,
Relucirá de edades en edades
La llama de su génio celestial.

Llorad, llorad, en torno de la fosa
Del bardo fiel que su mision llenó,
Y que las plantas de su patria hermosa
Con versos aromáticos bañó.

Llore tambien el mísero mendigo,
Y el desvalido en miserable lecho;
Cayó sin vida el que con voz de amigo
Defendiera su pan y su derecho.

Llorad, llorad, poetas orientales,
Al que cantó las penas del esclavo,
Al que en la Cruz, con versos inmortales
Cantó, pendiendo del sangriento clavo;

Que como Job sobre la tierra dura
Inflamado de espiritú inmortal,
Su alma brillaba trasparente y pura
Tendido sobre inmundo lodazal.

Pasagero en el valle de la vida
Clavó su tienda en medio del desierto,
Y en busca de una linfa apetecida
Dejó á su espalda el arenal incierto.