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¡Cuantas veces de la tarde
En los últimos momentos
Deliciosos pensamientos
Me inspiraste, bella flor!
 
Pensamientos regalados
Mas que brisas del Estío
Que del triste pecho mio
Mitigaban el ardor.

Tú nacistes en el seno
De una blanca enamorada,
Que á su amante, arrebatada,
Fué en sus brazos á estrechar.
 
Y tus hojas se tiñeron,
Roja flor, en el instante
Que con lábio palpitante
Daba un ósculo á su faz.

Desde entonce oscura viertes
En el prado aroma leve,
Que gozoso el viento bebe
Al nacer la luz del sol.

Y allí oculta entre la grama
Eres siempre apetecida,
Como símbolo de vida
Para el mísero amador.

¡Feliz tú, si alguna hermosa
Al cruzar el verde llano