Locuras de las horas que pasaron
Atribulan mi pobre corazon
Y el negro pensamiento de la muerte
Detiene el vuelo audaz de la razon.
¡Morir, cuando en redor todo respira,
Cuando todo sonrie en el solaz,
Sin que un angel de gracia en la agonia
Me dé pasando el ósculo de paz!
¡Morir, sin que entre el polvo los tiranos
Haya visto en el mundo de Colon,
Demandando al eterno en mis plegarias
Para los abatidos el perdon!
¡Morir, cuando se agita el orbe entero
En pos de esa deseada libertad,
Sin que pueda el camino, arrebatado,
Mostrar á la obcecada humanidad!
¡Y dejar en el suelo por memoria
El recuerdo fugaz de un ataud.
Con los truncos acentos arrancados
En horas tribuladas al laud!
¡Ay! yo pensé que acaso ablandarian
Las lágrimas vertidas al Señor,
Y que el dar á mis labios sed de canto
Era signo primero de su amor.
Ensueños de ventura tuve entonces
Como los de la esposa juvenil
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