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Entonces, cual tigre fiero
Que sobre el toro inmediato
Revuelve y la aguda zarpa
Clava en el cuello gallardo,
El, esquivando la espalda
De furibundo lanzaso,
Ha, con los brazos ñudosos,
A su enemigo aferrado.
Tremenda lucha se traba,
Que son guerreros bizarros,
Y á su contrario dar muerte
Los dos al cielo juraron,
Mil veces el indio fiero
Creé ya vencido á Carvallo;
Pero mil veces sin fruto
Le anuda al cuello los brazos.
Rendido, en fin, al esfuerzo
De aquel luchar tan estraño,
Víctima ya del cacique
Era el soberbio cristiano:
Cuando, del ruido avisada
Que hacen las voces de entrambos,
A despartir la pelea
Vino, con rápido paso,
La muy gentil Liropeya,
India de rostro lozano;