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Que abrigan hiel tus entrañas,
Veneno tu corazón.

¡Ay! ese cuerpo elegante
Que adornas con tanto anhelo
Pronto despojo del suelo,
Será un objeto de horror;

Y en infernales orgias
Tu cráneo hueco y maldito
Copa será del precito
Do beba negro licor.

 

III.

Deja, loca muger, la danza impura;
Arroja tanta gala mundanal,
Y en vez de la brillante vestidura
Toma de penitencia ancho sayal.

Desecha los deseos que se abrigan
En tu seno, que vele ya el pudor:
Rompe esos torpes lazos que te ligan
Cual parásita hiedra á tierna flor.

Elévense tus preces ejemplares
Al Dios que « la luz sea, » dijo, y fué:
Arrójate á los pies de sus altares
Y esclama en mar de llanto ¡yo pequé!