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Piedad de cristiano al ánima pura
De aquel pasagero, sin duda, tocó:
¡Ay! cese tu llanto, no mas desventura,
Diciendo, al mendigo la mano tendió.
 
Riquezas te faltan, riquezas poseo,
Y amigos y deudos que tuyos serán;—
— Oh cielos! Bendiga tan pio deseo
En tí y en tus hijos de Dios la bondad.

Y nunca, si lloras, te niegue el consuelo
Que dan al mendigo tus labios de amor—
Eleva de hinojos entonces al Cielo
Del Padre potente el himno en loor.


IV.

 
A tí, Dios, tributo
De amor perdurable.
Mi ser inefable
Te vá a consagrar.

Formaste piadoso
El alma que pura
Pretende en ventura
Mi pena trocar.
 
Al hombre dijiste,
«Maldita la mano
Que hiere al hermano
Con ira brutal: