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Teócrito

Vinieron los vaqueros,
Vinieron los pastores y cabreros
Pidiendo todos de su mal noticias.
Vino Priapo y dijo: «¡Dáfnis triste!
¿Por qué así te consumes? La doncella
Que fuera tus delicias,
Por las fuentes y selvas que con ella
Un tiempo recorriste
Con pié veloz siguiendo va tu huella.
(¡Musas del alma mia!
Empezad una agreste melodía.)
>>¡Enamorado ciego!
¡Cuál te devora incomprensible fuego!
Por zagal en amores moderado
Antes eras tenido.
¿Cómo es que en amador desenfrenado
De súbito te miro convertido?
¡Ay! ¿Quién tu corazon ha corrompido?"
(¡Musas del alma mia!
Empezad una agreste melodía.)
»Si una zagala miras,
Luego de amor suspiras,
Y si en festiva danza
Se reunen las vírgenes de tarde,
Tu pecho férvido arde
De acudir á bailar con la esperanza;
Y porque no se cumple tu deseo,[1]