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PRÓLOGO.

palabra de reprobacion para esos tristísimos deslices, fué porque su religion no los prohibia, sino al contrario, los autorizaba con ejemplo nada ménos que del Padre de los Dioses, y de casi todos sus héroes y divinidades. Lo que sí debemos hacer, es suprimir de las ediciones de sus obras (fuera de aquellas destinadas tan sólo á los eruditos y en el idioma original) todos los pasajes que ofendan al pudor; y hechas las supresiones y cambios necesarios, aprovecharnos de sus bellezas, y darlas á conocer á la juventud estudiosa.

Por eso omití por completo los Idilios XII, XXVII y XXIX de Teócrito; y cuando por cortesía del erudito Bibliotecario de la Laurenciana, tuve en mis manos el nuevo Idilio recien descubierto, me abstuve de traducirlo, á pesar de lo lisonjero que me habria sido el ser el primero en incorporarlo á las demas obras. Por eso suprimí el principio del Idilio XIII, y en éste y en el XIV hice várias sustituciones. Por eso el lector erudito hallará, al cotejar mi version con el original, várias omisiones de palabras y frases; muchos conceptos atenuados, y otras laudables infidelidades. Era mi intencion enumerarlas todas; pero al fin me he abstenido de un trabajo que resultaria inútil, cansado y quizás indiscreto.

Por lo demas, he sido fiel en expresar los conceptos, los giros y las frases del original; y áun los epítetos peculiares del idioma griego los he vertido siempre al castellano. Esto no quiere decir que me haya apegado al texto con escrupulosa minu-