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LIX
PRÓLOGO.

PRÓLOGO.

LIX «Hace nueve años que emprendí por primera vez la traduccion poética de los Idilios que hoy presento al publico.

Poco satisfecho con mi trabajo, la refundí enteramente ocho meses despues, llegando á hacer de algunos trozos hasta tres versiones diferentes. Me preparaba ya á dar á luz el fruto de mis fatigas, cuando, cambiando de repente de modo de pensar, destruí mis manuscritos y procuré borrar su contenido de mi memoria.

»No ocultaré, por cierto, el motivo de mi extraña resolucion. Los Idilios de Bion de Esmirna, aunque gentil, nada contienen que pueda llamar la atencion de los que están acostumbrados á las novelas de Dumas ó Fernandez y Gonzalez; sin embargo, hay uno que otro pasaje que no suena del todo bien á oidos delicados. Me veia yo, pues, en la necesidad, ó de ser infiel al original, ó de estampar palabras y frases que pudieran escandalizar á los lectores. Ni uno ni otro extremo quise adoptar, y abandoné la idea de publicar mi version castellana.

»Algunos años despues vino á mis manos la preciosa homilía de San Basilio, en que da varias saludables instrucciones para que la lectura de los autores profanos, en vez de sernos nociva, nos sea útil y provechosa; y lei tambien á este propósito lo que sobre el mismo asunto escribieron San Gerónimo, San Francisco de Sales y otros Padres y autores eclesiásticos. Aplican al asunto que nos ocupa el texto del Deuteronomio (xXI, II, 12) en que manda el Señor á los Israelitas, que si entre los prisioneros de guerra se encuentra alguna hermosa cautiva á quien alguno del pueblo escogido quiera unirse en matrimonio, se le haga ántes cambiar su vestidura y tocado, haciendo caer los cabellos y las uñas bajo la tijera purificadora, siendo entónces permitido el enlace.

Así dicen que henios de hacer con los autores profanos: despojarlos de lo superfluo y poco delicado y aprovecharnos de lo demas para nuestra instruccion.

»Esto me hizo volver á pensar en la publicacion de mis Idilios traducidos, quitándome al par el escrúpulo de ocuparme en asuntos demasiado profanos, y el de ser algo infiel al original desechando los pocos, poquísimos pasajes, en que el