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PRÓLOGO.

largo viaje á Europa, Africa y Asia. Del ramillete de sonetos que intitula «Recuerdos y Meditaciones de un Peregrino en el castillo de Miramar, en Octubre de 1876,» se infiere que fué imperialista, que gozó de valimiento en la corte de aquel monarca, y da en ellos pública prueba de fidelidad á su augusta memoria. Cuando volvió á América no pudo gozar la quietud y la tranquilidad que deseaba. «Revestido, dice, de una dignidad que sólo me traia sinsabores; condenado por mi arduo ministerio á una vida errante, agitada y de incesante ocupacion, me fué preciso hacer pedazos lira y zampoña; y el báculo que á Valbuena no le impidió sonar la épica trompa ni el caramillo pastoril, entregado á IPANDRO ACAICO en sus verdes años cortó el vuelo á su Musa casi adolescente.» Y luégo:

«Acontecimientos que usted conoce me hicieron volver á pulsar la zampoña á principios de 1875, más bien por distraccion que con intento deliberado de consagrarme otra vez á la poesía. Mis quehaceres y sinsabores, en vez de disminuir, se habian centuplicado; pero esto mismo hacía que las Musas me suministraran doble consuelo en las amarguras que me aquejaban. Las noches insomnes me parecian breves cuando las llenaba traduciendo algun idilio de Teócrito; y los ardores del sol tropical se templaban para mí cuando al trote sobre mi no cansado caballo ponía en versos castellanos el viaje marítimo de la ninfa Europa ó describia en romance los umbrosos verjeles en que se celebraban las fiestas de Céres.» En fin, IpPANDRO