justicia, decír la verdad, y volver á cada qual lo que es suyo. En esto precisamente consiste Sócrates, replicó Polemarco, si hemos de creer á Simonides. Céph. Continuad vosotros la conversacion (22); porque á mí me precisa ya acudir al sacrificio. Sóc. Polemarco pues será el que os suceda? Sí replicó Céphalo sonriéndose, y al mismo tiempo se partió á sacrificar. Decidme vos pues, ó Polemarco, puesto que tomais el lugar de vuestro padre, qué es lo que aprobais de lo que dixo Simonides acerca de la justicia? Polem. Que es lo propio de ella volver á cada uno lo que se debe, y en esto hallo que tiene razon. Sóc. No es fácil contradecir á Simonides (23), varon sábio y divino. Pero tal vez entendereis vos, ó Polemarco, lo que quiso decir con esto; pues por lo que á mi me toca yo lo ignoro. Porque es evidente que él no entiende, segun ántes deciamos, que se deba volver qualquier depósito que sea, al que repite vuelto loco. Pero entre tanto este depósito es una deuda; no es así? Polem. Ciertamente. Sóc. Con todo, de ningun modo debe restituirse quando alguno la repite enloquecido. Polem. Verdad es. Sóc. Otra cosa pues parece quiso decir Simonides, quando dixo que era justo volver á cada uno lo que le era debido. Polem. Á fe mia que sí, porque era de parecer que los amigos debian hacer bien á otros amigos, y ningun mal. Sóc. Ya entiendo que no vuelve lo que es debido el que restituye el dinero que recibió en depósito, si la entrega y el
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