verdad; mas ellos no me entienden. Alguna razon tienen en lo que dicen, pero mucho ménos de lo que piensan. Vos sabeis muy bien la respuesta que Themistocles (18) dió á Seriphio, que le echó en cara, que debia su reputacion mas á la ciudad donde habia nacido, que á su mérito: Es cierto, le replicó, que ni yo, siendo Seriphio, seria conocido; ni tú, siendo ateniense. Lo mismo podia responderse á los viejos no muy ricos y regañones, que llevan con impaciencia la vejéz; que ni al sábio mismo seria soportable la vejéz con extremada pobreza; ni al necio se la harian mas dulce sus muchas (19) riquezas. Sóc. Pero estos grandes bienes que poseeis, Céphalo, os han venido de vuestros antepasados, ó habeis adquirido la mayor parte? Céph. Alguna cosa he adquirido, Sócrates. En esto ocupé el medio entre mi abuelo y mi padre; porque mi abuelo, que se llamaba como yo, habiendo heredado un patrimonio casi igual al que en el dia yo poseo, hizo adquisiciones que excedian en mucho los fondos que habia recibido. Mi padre Lysanias, al contrario, me dexó aun menos bienes de los que ahora tengo. Yo me daré por satisfecho si dexase á mis hijos una herencia que no sea menor, sino algo mayor que la que recibí de mi padre. Sóc. Por este motivo os hice la pregunta; porque no me pareciais muy pegado á las riquezas; lo que es muy comun en los que no las adquiriéron por sí mismo. Pero los que deben sus riquezas á su industria, las aman al doble que
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