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nocturna, y encontrarémos allí muchos jóvenes con quienes conversar. Quedaos pues, y no os hagais mas de rogar. Glauc. Yo veo que es preciso quedarse. Sóc. Puesto que vos lo queréis, hágase así.

Fuímonos pues á casa de Polemarco, y encontramos allí a sus dos hermanos Lysias (9) y Euthydemo, con Thrasimaco de Calcedonia (10), Charmantides de la tribu Peana, y Clitophón hijo de Aristonymo. Dentro estaba tambien Céphalo, padre de Polemarco, y por no haberle visto despues de largo tiempo, me pareció que se habia envejecido mucho. Sentado estaba en una silla, apoyado sobre un rico almohadon, y con corona en la cabeza, por haber ofrecido en este dia un sacrificio doméstico (11). Nos sentamos pues junto á él en asientos que estaba dispuestos en círculo. Al instante que me vió Céphalo, me saludó, y me dixo: Sócrates, pocas veces baxais al Pireo á visitarnos, en lo que no dariais mucho gusto. Si tuviese yo bastantes fuerzas para subir fácilmente á la ciudad, no tendriais necesidad ninguna de venir aquí, pues nosotros iriamos á veros. Mas ahora me hariais gran favor en venir acá con mas freqüencia; porque bien podeis creerme, que á proporcion que los placeres del cuerpo se disminuyen y me abandonan, encuentro todos los dias nuevos gustos y atractivos en la conversacion. Hacedme pues esta gracia y estrechaos con estos jóvenes, viniendo acá á menudo, como á visitar