LXXVI
permiso para volverse á su pátria, y Dionisio le ofreció un navio; pero habiéndole entretenido mucho tiempo, le dixo un dia: que con tal que permaneciese en su compañía un año, le remitiría á Dion todos sus bienes, con condicion que se emplease el capital, y no disfrutase mas que la renta, porque temia no se valiese de aquel dinero contra su persona. Platón aceptó el partido, y Dionisio le volvió á engañar; pues pasada que fué la estacion de embarcarse, dixo que no queria dar mas que la mitad de los bienes de Dion, y la otra mitad retenerla para su hijo.
Cansado el filósofo de tantos engaños y ficciones, y convencido que la filosofia era débil y blanda contra la dureza de un tirano, no buscaba mas que el momento de dexar Sicilia. Sin el permiso de Dionisio era imposible partirse, y la licencia muy dificil de conseguir, porque presentaba todos los dias nuevos obstáculos. Por entónces Platón abrazó con calor la defensa de Theodoroto y Heráclides, á quienes acusaba de haber querido sublevar las tropas, y á causa de esto empezó Dionisio á mirarle con