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LXIV

puede llamar útil, salvo lo que es honesto y justo, y demostró que la vida de los justos era felíz en medio de las mayores adversidades, y la de los injustos al contrario miserable en el seno de la misma prosperidad. Dionisio que se sentia convencido por su propia experiencia, no pudo sufrir mas tiempo la conversacion, y aparentando burlarse de su moral, le dixo: que sus discursos sabian á vejeces: y Platón le respondió: que los suyos sabian á tiránicos. Este Príncipe poco acostumbrado á oir verdades tan odiosas, le preguntó algo acalorado, á que habia ido á Sicilia? y el filósofo respondió: que á buscar un hombre de bien. Al oirte hablar, replicó Dionisio, se diria que no le habias aun encontrado? Pero Dion temiendo que el descontento de Dionisio tuviese funestas conseqüencias, le pidió su permiso para que se marchase Platón, sin perder la ocasion de un navio que debia volver á su pátria á Poluides, Embaxador de Lacedemonia. Convino Dionisio, encargándole secretamente al Embaxador que en el viage quitase la vida á Platón, ó á lo menos que le vendiese