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LIX

que á los veinte y cinco años de su edad dió muestras de una sabiduría extraordinaria, y de que era capáz ya entónces de gobernar un Estado.

Los lacedemonios en aquel tiempo se apoderaron de Aténas, y Lisando su General estableció en ella el gobierno de los treinta, que bien pronto usurparon la autoridad tiránica, y fuéron conocidos despues por los treinta tiranos. Desde entónces dió Platón señales nada equívocas de tener una alma libre, incapáz de baxarse á hacer la corte á un tirano. Lisandro, á cuyo poder todo se rendia, y que por sus crueldades se habia hecho temible, estaba rodeado de poetas que lisongeaban su vanidad y celebraban su gloria. Entre otros Antimaco y Nicerato se empeñaron en hacerle versos á porfia, y tomandole á él mismo por árbitro para que juzgase su mérito, aplicó el premio á Nicerato: Antimaco despechado de esta afrenta recogió su poema, y Platón que le estimaba por su bella poesía, sin temer el resentimiento de Lisando, le consoló diciendo, que mas digno de lástima era el Juez que no él, porque