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LIII

á la cárcel para darle la triste nueva de la vuelta del navio, y el encontró pacíficamente durmiendo. Esperó á que despertase, y despues de manifestarle su sorpresa, de que estando en víspera de morir pudiese tomar aquel reposo, le propuso las medidas que tenia tomadas para que saliese de la prision y se retirase á Tesalia. Sócrates estuvo firme, y léxos e rendirse á las razones y lágrimas de su amigo, le persuadió que era obligacion suya permanecer allí, y sufrir la pena impuesta por los jueces, por injusta que fuese. Llegado el dia fatal los discípulos y amigos de Sócrates que se hallaban en la ciudad, á excepcion de Platón que estaba enfermo, se fuéron temprano á la cárcel, para hacer la última despedida á su maestro, y le encontraron en la pieza donde debia mori, acompañado de su muger y sus tres hijos, á quienes habiendo dado los últimos consejos, dispuso que Critón les hiciese salir afuera. Quedóse con sus discípulos conversando sobre la inmortalidad del alma, hasta que el executor dixo, que era ya tiempo de beber la cicuta. Tomó la copa en la mano, sin