y que á pesar de su eloqüencia no dexaba siempre de triunfar y recibir aplausos de sus discípulos, de los quales hizo muchos proselitos que siguieron su doctrina. Sin embargo los sofistas se habian acreditado tanto con el pueblo, que hubiera sido imposible refutarles por medio de una impugnacion manifiesta, aun quando se hubiese valido de la eloqüencia mas enérgica y de las pruebas mas bien fundadas. Por esto introduxo Sócrates un nuevo método de disputar llamado de induccion, por el qual con un ayre de humildad y desconfianza de sus propias luces (jamás con tono dogmático), hacia á su contrario continuas preguntas, y le conducia de argumento en argumento hasta las conseqüencias mas absurdas; de modo que el sofista sin percibir el lazo que se le armaba, acababa por contradecirse y refutar él mismo la falsedad de sus proposiciones. Tales eran los medios de que se valia nuestro filósofo para desacreditar á estos falsos sábios, y exponer con toda claridad los presuntuosos designios de estos pretendidos dispensadores de la sabiduría.
Aumentábase cada dia mas y mas la