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COLOQUIO TERCERO

(1) Infiernos. No se trata aquí de los infiernos, sino baxo la idea que los imaginaron los poetas. Porque Sócrates creyó que habia otra vida, y tambien en el dogma de los premios y de las penas despues de la muerte, como puede verse en el Phedon, en el Gorgias, y en el coloquio décimo de la república. Grou.

(2) A los guerreros. El dogma católico sobre la eternidad de las penas y de los premios, léxos de intimidar es el mas á propósito para alentar el espuerzo de los militares al desempeño de sus obligaciones; sabiendo que Dios tiene prometida una corona eterna al que viviendo con justicia, sale gloriosamente de este mundo, sacrificando su vida debidamente por los intereses de la religión y de la patria, y que al contrario destina a los tormentos eternos las almas de aquellos que movidos de las ventajas humanas abandonan cobardemente las olbigaciones que contrajeron como cristianos, como militares, como miembros de un estado.

(3) Tiresias. Famoso adivino de Thebas qua vivia ántes del sitio de Troya, y fué hijo de Evero y la ninfa Charicle. Habiendo visto cierto día sobre el monte Citheron dos serpiente juntas, mató la hembra y al instante fué transformado en mujer. Siete años despues encontró otras dos serpientes del mismo modo, mató al macho y se volvió hombre luego al punto. Júpiter y Juno disputando en cierta ocasión sobre las ventajas del hombre y de la mujer, tomaron a Tiresias por juez, gue decidió en favor de los hombres; aunque añadió que las mujeres eran con todo mas sensibles. Júpiter reconocido le concedió la gracia de saber lo venidero: pero un día miró a la diosa Palas quando se estaba vistiendo, y cegó inmediatamente. Refiere Estrabón que el sepulcro de Tiresias estaba junto á la fuente de Tiphusa, donde murió muy anciano, huyendo de Thebas. Fué mirado como inventor de los agueros, y

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