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^(33)  Pittaco. Otro de los siete sábios de Grecia, natural de Mitylene ciudad de la isla de Lesbos. Arrojó de su pátria al tirano Meleagro, y se encargó del mando en la guerra contra los atenienses, á cuyo general Phrynon batió y quitó la vida, valiendose del ingenio y de la fuerza. Sus conciudadanos le agradecieron este servicio, dándole la soberanía de su ciudad. Pittaco los gobernó como filósofo y como padre, presentándoles leyes sábias que puso en verso, y se desprendió inmediatamente del soberano poder. Para recompensarle le ofrecieron grandes posesiones y haciendas, de las quales no quiso aceptar mas que las comprehendidas en un tiro de su dardo. La parte, les dixo, vale mas que el todo, y el exemplo de mi desinterés aprovechará mas á la pátria, que la posesion de las mayores riquezas. Murió este digno ciudadano año 579 ántes de Jesu-Christo.

^(34)  Periandro. Tirano de Corinto, por adulacion colocado entre los siete sábios de la Grecia. Este sábio fué un monstruo, mudó el gobierno de su país, oprimió la libertad de su patria, y usurpó la soberania por los años 628 ántes de Jesu—Christo. Los principios de su reynado fueron bastante suaves; pero empuñó un cetro de hierro luego qeu consultó al tirano de Siracusa sobre el modo mas seguro de gobernar. Este sacó á un campo a sus enviados y por respuesta arrancó en su presencia las espigas que descollaban sobre las demas. El tirano de Corinto aprovechandose de la leccion, se aseguró con una buena guardia, y quitó la vida á los mas distinguidos de los corintios. Sus máximas favoritas eran: "Que se debe guardar la palabra, y con todo no hacer escrupulo de quebrantarla, quando lo prometido es contra sus intereses: Que no solo debe castigarse el crímen, sino aún prevenir las intenciones de los que podrian cometerle:" máximas perniciosísimas adoptaddas despues por Machiavelo. Algunos historiadores griegos no tuvieron reparo de alabarle, por lo que tuvo de político, de sábio, de protector de las letras; pero se desentendieron de que habia sido un homicida, un disoluto y un tirano, que obscureció aquellas buenas prendas con los excesos