derada en la sociedad, puede apllcarse á cada hombre en particular: y si la aplicacion es justa entónces nosotros lo aseguraremos, sin que nos quede arbitrio de decir otra cos; sino volveremos de otro lado nuestras pesquizas. Pongamos ahora fin á la investigaclon en que nos hemos metido, persuadidos que nos seria mas fácil conocer la naturaleza de la justicia en el hombre, si emprendiesemos contemplarla ántes en algun modelo mayor en donde hubiese muchos justos. Hemos creido que una república nos ofrecia un modélo qual nosotros deseamos: y sobre este fundamento hemos formado una la mas perfecta que nos ha sido posible, porque sabiamo de cierto que la justieia se encontraria necesariamente en una república bien gobernada. Apliquemos pues á nuestro pequeño modélo, es decir al hombre, lo que hemos descubierto en el grande; y si corresponde todo de una parte y de la otra, la cosa irá bien: pero si encontramos en el hombre alguna cosa que no convenga á nuesto gran modélo, volviendo de nuevo á la república, la sondearemos otra vez; y comparandolos y frotandolos, por decirlo así, uno contra otro, haremos saltar la justicia, como se hace saltar la chispa del pedernal, y por el resplandor que arrojará la conoceremos sin recelo de engañarnos, y la aseguraremos entre nosotros. Glauc. Esto es proceder con método y creo que no podemos hacerlo mejor.
Soc. Quando pues de dos cosas, la una mas