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Soc. Teneis mucha razon. Glauc. Admito pues la definicion de la fortaleza, tal como vos la habeis dado. Soc. Entended tambien que esta es una virtud política, y no os engañareis. Nosotros hablaremos en otra ocasion mas á lo largo, si es que vos gustais de ello. Por ahora, creo, que hemos dicho lo bastante; porque no es ésta á quien buscamos, sino á la justicia. Glauc. Decís muy bien.

Soc. Dos cosas nos faltan aún que encontrar en nuestra república, la templanza y la justicia, que es el objeto principal de todas nuestras investigaciones. Glauc. Es muy cierto. Soc. Cómo lo hariamos para encontrar directamente la justicia, sin ocuparnos en buscar la templanza? Glauc. Yo ni lo sé, ni quisiera que se nos descubriese ella primero; porque de lo contrario, no nos ocupariamos despues en examinar qué cosa sea la templanza: por tanto si me quereis dar gusto, empezad ántes por ésta que por aquella. Soc. Os haria un agravio de no consentir cen ello. Glauc. Examinad pues. Soc. Esto es la que voy á hacer: y en quanto puedo yo descubrir desde aquí, esta virtud consiste mas en una cierda consonancia y en una cierta armonía, que las precedentes. Glauc. Cómo es esto? Soc. La templanza no es otra cosa, que un cierto órden, y como dicen, un cierto freno que se pone uno á sus placeres y á sus pasiones. De allí viene esta expresion, señor de sí mismo y algunas otras semejantes, que son, por decirlo así, otros tantos vestigios de esta virtud. No te parece?

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