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gynanástica y la música, sino que lo observe todo el mundo del mejor modo posible: y quando alguno dixese (a), que los cantos mas nuevos son los que mas agradan, temerán ellos no se imagine alguno, que habla el poeta, no de las canciones nuevas, sino de un nuevo método de cantarlas, y apruebe semejantes innovaciones. Ello es, que ni se deben alabar ni adoptar; porque el introducir nueva especie de música seria arriesgarse á perderlo todo. Pues, como dice Damon (5), y en esto soy de su parecer, no se puede llegar á las reglas de la música, sin desquiciar las leyes fundamentales del gobierno. Adim. Contadme á mí tambien entre los que piensan lo mismo.

Soc. Nuestros magistrádos pues, segun parece, han de hacerse de la música como la ciudadela y salva guardia del estado. Adim. Sí; peroel desórden se introduce allí facilmente sin que se perciba (6). Soc. Esto es verdad: parece desde luego, que esto no es sino un juego, y que no hay ningun mal que temer. Adim. El desórden no hace tampoco otro mal al principio, que insinuarse poco á poco, é introducirse suavemente en las costumbres y los usos. Despues vá siempre en aumento, y se mezcla en los tratos que tienen entre sí los miembros de la sociedad, de allí se adelanta hasta las leyes y fundamentos del gobierno, que combate, mi ama-