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que parezcan mas poderosas. Pensais vos lo contrario? Adim. Par diez que no. Soc. For fortuna pues, no serian estos los justos límites que nuestros magistrados podian dar al aumento de su ciudad y de su territorio, fuera de los quales no debian ellos extenderse mas? Adim. Quáles son estos límites? Soc. Esto es, á lo que yo creo, el dexarla engrandecer miéntras que pueda sin dexar de ser una; mas allá nada. Adim. Muy bien. Soc. Segun esto, prescribiremos tambien á nuestros magistrados que hagan de manera, que su ciudad no parezca grande ni pequeña, sino que guarde un justo medio y sea siempre una. Adim. Y en esto so les mandaremos cosa de gran peso. Soc. Aún es cosa mas liviana, aquella de que hicimos mencion poco ántes, quando les deciamos que era menester hacer pasar á las condiciones mas baxas los hijos de los guerreros que parecian degenerarm y elevar á la clase de guerreros los hijos de los otros que se tuviesen por dignos. Con esto queriamos darles á entender, que cada ciudadano no debe ser destinado sino á una sola cosa, para la qual es inclinado por naturaleza; a fin que cada particular siguiendo el impulso de la suya, sea uno: que por este medio, el estado entero sea tambien uno, y que no haya ni muchos ciudadanos en un solo ciudadano, ni muchos estados en un solo estado. Adim. Verdad es que este punto es aún de ménos monta que el otro.

Soc. Todo lo que nosotros les prescribimos