quiero yo que tengamos buenos médicos y buenos jueces. Pero sabeis vos acaso, á quienes tengo yo por tales? Glauc. No , si vos no me lo decis. Soc. Esto es lo que voy á hacer : bien que vos hayais comprehendido en la misma pregunta dos cosas muy diferentes. Glauc. Cómo ? Soc. Aquellos por cierto saldrian excelentes médicos , que sobre haber aprendido á fondo los principios de su arte , se hubieran exercitado desde la juventud en un gran número de cuerpos enfermizos, y que fuesen ellos mismos de una complexion mal sana, y hubiesen estado sujetos á toda especie de enfermedades ; porque soy de sentir que no por medio del cuerpo (34), los médicos curan el cuerpo , de otro modo jamás estaria él enfermo; sino por medio del alma, la qual no podria curar qualquier mal que este fuese , estando ella misma enferma (35). Glauc. Está muy bien dicho. Soc. Pero el juez , amigo mio , aunque tenga que gobernar el alma de otro por la suya, no tiene necesidad de tratar desde su juventud con hombres corrompidos y perversos, ni de haber cometido él mismo toda especie de delitos ; á fin de conocer con prontitud la injusticia de los otros por la suya propia, á la manera que el médico juzgaria por sus enfermedades de aquellas de los demas. Al contrario es menester que su alma sea pura en la juventud y exenta de todo vicio ; á fin que su bondad le haga discernir mas seguramente lo que es justo. Esta es la causa por qué los hombres de bien en
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