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pedís son precisamente las dos últimas que he nombrado.


Soc. Nosotros pues no necesitaremos en nuestros cantos y en nuestra melodia de instrumentos de muchos tonos, ni de muchas armonias. Glauc. Parécemeque no. Soc. Luego no permitiremos que haya artifices de trigonos , de pectidas, ni de ningun otro instrumento de muchas cuerdas y consonancias. Glauc. Por cierto que no. Soc. Pero qué? recibiremos en nuestra república á los hacedores y tocadores de flautas? No equivale este instrumento á los que tienen gran número de cuerdas ? y los que hacen todos los tonos , qué otra cosa son que imitaciones de la flauta? Glauc. Es evidente. Soc. La lyra pues y el laud os quedan para usarlos en la ciudad, y algun pífano ó zampona que sirva á los pastores en el campo. Glauc. Así se infiere de lo que nosotros acabamos de decir. Soc. Por último , mi amado amigo, no haremos mal en preferir Apolo á Marsyas (20) , y los instrumentos de los quales aquel dios es inventor, á los del satyro. Glauc. Par diez que estoy en que no. Soc. Por el can (21), que sin advertirlo hemos purgado bien esta ciudad , que poco antes deciamos , que rebozaba en delicias. Glauc. Y lo hicimos sábiamente.


Soc. Acabemos pues de purificarla enteramente , y digamos del número lo mismo que de la armonia , que se debe desterrar la variedad y multiplicidad de cadencias, y buscar los números que expresan el carácter del hombre sabio y