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ciervo (7), y lo demas que sigue; como tambien de todas las injurias que los poetas y otros escritores hacen proferir inconsideradamente á los subditos contra sus superiores? Adim. Por cierto que no. Soc. En efecto que tales discursos no son muy propios para inspirar moderacion á nuestros jóvenes. Aunque por otra parte no es de maravillar que estos pasages causen algun deleite. Qué os parece á vos? Adim. Yo pienso lo mismo. Soc. Y qué? pensais vos que inspirará gran templanza á un joven el oir alguna vez lo que Homero hace decir al sábio Ulises [1], que le parecia no haber cosa mas deleitable que ver las mesas cubiertas de manjares regalados, y al escanciador derramar á la redonda el vino en las copas: y en otro lugar [2]: que el género de muerte mas triste y aciaga es, perecer de hambre: ó quando nos representa á Júpiter desvelado de amor, miéntras que los demas dioses y los hombres gozaban de las dulzuras del sueño [3], olvidado por el exceso de su lasciva pasion de quantos designios habia formado, y de tal modo herido al ver á Juno, que no le sufre el retirarse á un lugar secreto para satisfacer sus deseos; sino que se acuesta con ella sobre el mismo monte Ida, protestándole que jamás se habia sentida tan enamorado de ella, ni aún quando por la vez primera se vieron á escondidas de sus padres: ó

  1. Odys. 9. al principio.
  2. Odys. 12. v. 432.
  3. Ilia. 14.