luz tan buen hijo! Y si esto es cosa indecente respecto de los otros dioses, con mas fuerte razon es una temeridad en Homero que no merece perdon, haberse atrevido á imitar tan impropiamente al mas grande de los dioses, haciendole decir [1]: Ay! veo yo con mis ojos á pesar mio, á Hector, mortal para mí tan amado, huyendo en torno de las murallas de Troya: mi corazon se acongoja por el peligro que le amenaza. Y en otro lugar [2]: Desdichado de mi! Los hados han dispuesto que Sarpedón, á quien mas amo de todos los mortales, perezca á manos de Patroclo hijo de Menecio. Vos veis en efecto, mi amado Adimanto, que si nuestros jóvenes oyen sériamente esta especie de relaciones y no se burlan de todas estas debilidades, como que son indecorosas á los dioses, les seria muy dificil de tenerlas por indignas de sí mismos, porque al cabo son hombres, ni hacerse reprehensiones de cobardia, quando les viniese en pensamiento decir ó hacer algo semejante: ántes bien á los menores contratiempos se abatirian de ánimo y se abandonarian sin verguenza á los gemidos y á las lágrimas. Adim. No hay cosa mas cierta que la que vos decis.
Soc. Pero pues que acabamos de ver que esto seria del todo indecente, nosotros daremos crédito á nuestras razones, mientras no se nos opongan otras mejores. Adim. Sin duda. Soc. Ni