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dice tambien el otro [1], porque asegura que quando un buen Rey, imágen de los dioses, hace justicia á sus vasallos, la negra tierra le rinde trigo y cebada, los árboles se cargan de frutos, sus ganados se multiplican con fecundidad y el mar le ofrece los mas regalados peces. Museo (9) y su hijo encarecen sobre estos, y prometen á los justos de parte de los dioses recompensas aún mucho mayores. Porque conduciéndoles de palabra despues de la muerte á los campos elisios, y haciéndoles sentar á la mesa con los bienaventurados coronados de flores, les hacen pasar la vida en los festines, como si una embriaguéz eterna fuese la mas bella recompensa de la virtud. Aún hay otros que no limitan á sus personas estos premios de los dioses; porque dicen que los hijos y nietos del hombre santo y justo perpetúan su linage de generacion en generacion. Á estos y otros semejantes se reducen los elogios que ellos dán á la justicia. En órden á los malos é impíos, sumergenlos en un hediondo cieno en los infiernos y les condenan á llevar agua en una criba (10). Añaden aún que durante su vida no hay afrentas ni suplicios á que no les expongan sus maldades, y todo lo que Glaucon ha dicho de los justos que pasan por malos, dicen ellos lo mismo de los malos, y nada mas. Ved aquí el resúmen de sus discursos en favor del justo, y en contra del injusto.

  1. Ody. 19. v. 109.