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mismo objeto; y éste es el mejor testimonio para probar que nadie es justo de grado, sino por fuerza; como que el serlo no es en sí un bien, puesto que se hace, injusto qualquiera en el momento que cree poderlo ser sin temor. Porque todo hombre piensa allá en su interior que la injusticia es mas provechosa que la justicia; y con razon, segun dicen los que tratan de esto. De suerte que si alguno habiendo recibido tal poder no quisiese hacer mal á nadie, ni llegar á los bienes de otro, seria mirado por los advertidos como el mas infelíz y mas insensato de todos los hombres. Mas entre tanto cada uno haria en público elogio de su virtud, con designio de engañar á los otros y temiendo recibir injurias, si hablaba de otro modo. Esto supuesto, yo no veo sino un medio y ningun otro de pronunciar con seguridad sobre la condicion de aquellos de quienes hablamos, y es el considerar aparte al uno y al otro en el mas alto grado de justicia, y de injusticia. Para esto no quitemos al malo, ninguna parte de la injusticia, ni tampoco parte ninguna de la justicia al hombre de bien, sino supongamos á cada uno perfecto en el género de vida que abrazó. Primeramente pues el malo obre como los buenos artífices, por exemplo, un hábil piloto, ó un gran médico que de un golpe descubre hasta donde puede llegar su arte, y sobre la marcha toma su partido, acometiendo lo accesible y dexando lo desesperado, y si por desgracia yerra en algo, sabe