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Soc. En diciendo esto Thrasimaco meditaba marcharse, despues de habernos roto los oidos como guardabaño con tan largo y tan estrepitoso discurso; pero no le dexaron los concurrentes, ántes le precisaron á quedarse y dar razon de quanto habia adelantado. Yo mismo le rogue con grande instancia, y le dixe: divino Thrasimaco, cómo pensais vos en salir de aquí, habiendo traido la conversacion á una materia tan interesante, ántes que de todo punto nos enseñeis, ó aprendais vos mismo si la cosa es en efecto, ó no, como vos decís? Creeis á dicha que el punto que tenemos que decidir es de pequeña conseqüencia? No se trata quando ménos de definir qué regla de conducta debe guardar cada uno de nosotros, para disfrutar miéntras viva la mas perfecta felicidad? Thrasim. Quién os ha dicho que piense yo de otro modo? Soc. Me parecia que no os tomabais mucha pena por nosotros, y que os importaba poco que viviesemos felices ó infelices, ignorando lo que vos pretendeis saber; por tanto, buen varon, instruidnos de buena voluntad, y estad seguro que ninguno de nosotros, siendo tantos, os será ingrato al beneficio que nos hiciereis. Por lo que á mí toca, yo os declaro, que no pienso como vos, y que jamás se me persuadirá que la injusticia sea mas provechosa que la justicia, por mas que tenga el poder de hacerlo todo impunemente. Sí, sea en buen hora, ó buen Thrasimaco, que el malo haya adquirido, ora por fuerza, ora por