Página:Plagiado (1896).djvu/260

Esta página no ha sido corregida
252
PLAGIADO


CAPÍTULO XXVII

LLEGO Á CASA DEL SR. RANKEILLOR


CONVINIMOS la mañana siguiente en que Alán permanecería oculto durante el día, hasta el obscurecer; pero que entonces se apostaría en el campo, junto al camino, sin moverse hasta que me oyera silbar. Le propuse silbarle, como contraseña, una canción que me agradaba mucho, pero me dijo que era muy común y cualquier campesino podría silbarla. Entonces me enseñó el fragmento de una canción de las montañas de Escocia, que no he olvidado ni olvidaré mientras viva. Cada vez que la recuerdo, me trae á la memoria aquel último día de mis aventuras, y me parece que veo á Alán sentado en el fondo de una caverna, silbando la canción y llevando el compás con un dedo, y con el rostro iluminado por los primeros fulgores del alba.

Yo me encontraba ya en la calle principal del Embarcadero de la Reina antes de que la mañana estuviera muy entrada. Pero á medida que fué avanzando el día, y las ventanas empezaron á abrirse, y la gente á salir de las casas, mi inquietud y abatimiento se hicieron más profundos. Veía ahora que no tenía en qué apoyar mis reclamaciones, ni poseía pruebas evidentes de mis dere-