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LA JAULA DE CLUNY

sultos; no, ni tampoco para insultarlos,—exclamó colérico.

—Como Vd. comprenderá, señor, tengo por mi parte que decir algo, le contesté, y este negocio del juego es una mala ocupación para caballeros. Pero aun estoy esperando su respuesta.

Estoy seguro de que si Cluny odiaba á alguien, era á David Balfour. Me miró de un modo belicoso, casi dispuesto á retarme. Pero ó mi juventud lo desarmó, ó acaso su sentimiento de justicia. Lo cierto es que aquello era mortificante para todos, y aún mucho más para Cluny, lo que realza grandemente la manera con que lo arregló.

—Sr. Balfour,—dijo,—yo creo que Vd. es en extremo quisquilloso y escrupuloso, pero con todo el espíritu de un verdadero caballero. Bajo mi palabra de honor, puede Vd. tomar este dinero, esto es lo que le diría á mi hijo, —y aquí tiene Vd. mi mano.