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todo, y no puedo consentir, que en invierno Vd. abandone el lecho que tan necesario le es. Cuidese y deje á nosotros las atenciones de la fabrica.

— Si no puedo hijo, .... es imposible, al calor del trabajo, siento rejuvenecer y esperimento una paz tan dulce en medio de gente tan honrada .... ¡qué, vamos! no hay que hablar mas de esto. Si me quitaseis el cuidado de la gente, no podría vivir y las horas serían para mi el mayor de los tormentos, pasándolas en la inaccion.

— Haga lo que quiera, pero yo no me conformo con que Vd. madrugue tanto.

— Mira hijo: Cuando dirijo mi vista por estas salas, veo la mano de Dios; en cada operario, encuentro una bendicion, y mi corazon se alegra al oír las sencillas canciones de esta gente que solo piensa en trabajar para aumentar el depósito de la caja. Hoy los verás en el colmo de la dicha, hoy será uno de los dias mas felices de mi vida, rodeado de todos ellos, oiré las bendiciones que saldrán de sus lábios, y todas para mi buen hijo Eduardo.

Efectivamente, es el aniversario 3° de la apertura de la fábrica.