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la Patagonia, habitantes limítrofes del Estrecho, hay mucha probabilidad, pues, tanto los unos como los otros son de alta estatura y por lo regular de cuerpo bien formado y en el idioma como en los usos y costumbres tienen también bastante analogía.

Idioma—Parece que el idioma Ona sea muy pobre; siendo muy pocas sus necesidades, parejos van los vocablos con que expresarlas; pero tiene mucha facilidad de formar nuevas palabras á medida que se le presenta la ocasión; p. ej. koskot—vaca, ó buey; koskot-ka—ternero, ó cabra; Kmorrïe—caballo; Tko-tere'n—estudiar.

De este modo se formaron una gran parte de las palabras que presentemente usan entre sí los Indios de nuestras Misiones en sus conversaciones familiares. Así pude yo reunir la mayor parte de las voces que en este Diccionario llevo escritas, y de las que me aseguré por medio especialmente de J. Luis M. Calafate, joven indio, que desde doce años tenemos en casa, quien me ayudó como intérprete, no apenas abrimos la Mision en Rio Grande.

Divinidad—De la Divinidad tienen una idea más que vaga, oscurísima; si es que con tal nombre se quiere llamar el Kai'n-Sort, una especie de espantajo colorado y chispeante fuego de los ojos, que se les parece, segun dicen, saliendo de las aguas.—Del Jowe'n, que dicen Dios, no saben decir nada completamente, aunque muchas veces se lo preguntásemos en varias ocasiones.

Sin embargo han formado el nombre de Dios Jowe'n; Padre de Dios Jow-kon, ó Jow-liston, y el Hijo de Dios Jow-Klal, ó Jow-Kon-Klal. A los cuales no pudimos descubrir si le prestan culto alguno, de que modo y en que, circunstancia.

Superstición—De la luna (Kre)—creciente tienen un gran miedo, diciendo que para engrosarse se alimenta de criaturas, chupándoles la sangre; por eso cuando está ya muy gruesa (en el plenilunio) hacen gran fiesta toda esa noche con una algazara infernal, celebrando así la cesación del peligro de perder sus niños que quieren entrañablemente.

Ahora bien, las razas de Indígenas que habitan la Tierra del Fuego y las islas del Archipiélago Fueguino, son tres:

Los Onas, que pueblan la Tierra del Fuego, desde la costa N. sobre el Estrecho de Magallanes, hasta el Cabo San Pablo al Este sobre el Atlántico, y hasta la punta de la Bahia Inútil, al Oeste y todo el centro, en todos cerca de un millar.

Los Yahganes, que pueblan la costa Sur de dicha isla sobre el canal de Beagle y todas las islas diseminadas hasta el cabo de Hornos, unos quinientos talvez, segun Mr. Bridges.

Los Alacalufes, que vagan en los canales entre una y otra isla al Oeste obre el Océano Pacífico, número más reducido todavía. En todos quizás no alcancen el número de dos mil (2.000) individuos.

Los de una raza odian y temen á los de las otras, creyéndolos monstruos feroces y antropófagos, sin entenderse entre sí. De donde hayan derivado, ni ellos ni nadie lo sabe.

Todo lo ignoran completamente y del nada se preocupan fuera de lo poco que les es estrictamente necesario para subsistir.

Esta natural indolencia es lo que los entorpece ó mejor dicho los embrutece, y que probablemente habría acabado con ellos en poco tiempo, aunque los blancos no hubiesen venido á invadir sus campos.