rango en el arte de agradar: por él solo se pueden añadir nuevos encantos á aquellos á los cuales el hábito acostumbra á los sentidos. El talento es el que no solamente vivifica el cuerpo, sino que en cierto modo le renueva; por la sucesion de los sentimientos y de las ideas anima y varia la fisonomía, y por los discursos que inspira la atencion (suspensa entónces), sostiene largo tiempo el mismo interes sobre el mismo objeto.
El tono de la buena conversacion es suave y natural; no es pesado ni frivolo; es sabio sin pedantería, alegre sin ruido, político sin afectacion, cortés sin insipidez, y placentero sin equívoco. No deben hacerse disertaciones ni epigramas en la conversacion: en ella se razona sin argumentar, se chancea sin juego de palabras; deben asociarse con arte el talento y la razon, las máximas y los pensamientos agudos, la ingeniosa chanza y la moral austera. En la conversacion se habla de todo para que cada uno tenga algo que decir: no se profundizan las cuestiones para no fastidiar; se las propone como de paso, ó se las trata con rapidez: la precision conduce á la elegancia; cada uno dice su parecer y le apoya con pocas palabras: nadie ataca