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por un género de pruebas, y el otro por otro género diferente: todos pueden convenir alguna vez en las mismas cosas, pero es muy raro que convengan en ellas por las mismas razones; lo que muestra cuan insensata es la disputa en sí misma: tanto valdria querer obligar á otro á ver por nuestros ojos.

Cada edad tiene sus resortes que la hacen mover; pero el hombre siempre es el mismo. A los diez años se le gobierna por un bollo, á los veinte por una querida, á los treinta por los placeres, á los cuarenta por la ambicion, y á los cincuenta por la avaricia. ¡Cuando anhelará solo la sabiduría!

Si pudiésemos prolongar la felicidad del amor en el matrimonio, tendriamos el paraíso en la tierra.

Es muy difícil que un estado tan contrario á la naturaleza como el celibato, no arrastre á algun desórden público o secreto. Es dificultoso huir del enemigo que se lleva consigo.

El tiempo pierde su medida para nosotros cuando nuestras pasiones quieren arreglar su curso á su voluntad. El relox del sabio es la igualdad de genio y la paz del alma; siempre está en su hora, siempre la conoce.