mi sed, que se me presentan sobre la tierra sin tantos cuidados ni fatigas? Cubrir su chimenea de vegetaciones forzadas, de flores pálidas y sin olor, es menos adornar el invierno, que quitar parte de su hermosura á la primavera; es quitarse el placer de ir al bosque á coger la primera violeta, á observar el primer pimpollo, y esclamar en un transporte de alegria: ¡Mortales, no estais abandonados, aun vive la naturaleza!
¡Cuantas puertas de personas ilustres tienen suizos (ó porteros) que solo entienden por ademanes ó figuras, y cuyos oidos estan en sus manos!
El espectáculo del mundo, decía Pítagoras, se parece al de los juegos olímpicos. Unos tienen tienda en él, y solo piensan en su provecho; otros pagan con su persona y buscan la gloria; y otros se contentan con ver los juegos, y estos no son los peores.
Los Orientales, aunque muy voluptuosos, todos estan alojados, y sus casas amuebladas muy sencillamente: miran la vida como un viage, y su casa como una posada. Esta razon tiene poca fuerza sobre los ricos que se disponen para vivir siempre.
La caza endurece el corazon asi como el