El mejor matrimonio espone á casualidades; y asi como una agua pura y tranquila empieza á agitarse cuando se acerca la tempestad, asi un corazon tímido y casto no vé sin algun temor la próxima mudanza de su estado.
Una buena madre se alimenta para alimentar á sus hijos, asi como la paloma ablanda en el estómago el grano con que quiere alimentar á sus tiernos pichoncillos.
Hay trabajo y no gusto en turbar el órden de la naturaleza, arrancandola producciones involuntarias que da con dolor en su maldicion, y que no teniendo ni calidad ni sabor, no pueden alimentar el estómago, ni lisonjear el paladar. Solo á costa de grandes gastos en sus hornos y estufas, logra un rico de Paris tener en su mesa malas legumbres y peores frutas de otro tiempo. Si yo tuviese cerezas cuando hiela, y melones en el rigor del invierno, ¿con que placer los gustaria yo cuando mi paladar no necesita ser humedecido ni refrescado? ¿Me seria muy agradable en los ardores de la canícula la pesada castaña? ¿La preferiria, saliendo de la estufa, á la grosella, á la fresa, y á otros frutos á propósito para refrescarme y apagar