naturales el asunto: que la malicia del uno castiga la simplicidad ó la sencillez del otro, y que los tontos son los pícaros; lo que por ser demasiado cierto en el mundo, no merece presentarse sobre el teatro con un aire de aprobación, como para escitar á las almas péfidas á castigar bajo el nombre de tontería el candor de las gentes honradas
- Dat veniam corvis, vexat censura columbas.
He aquí el espíritu general de Moliere y de sus imitadores. Son gentes que, cuando mas, se burlan alguna vez de los vicios sin hacer jamas amar la virtud: de ellas decia un antiguo, que saben despavilar bien la lámpara, pero que jamas le echan aceite.
He aquí como este hombre, para multiplicar sus burlas y sus chanzonetas, turba todo el órden de la sociedad; con quen escándalo da por tierra con todas las relaciones mas sagradas sobre las cuales está fundada; como convierte en irrision los respetables derechos de los padres como sobre sus hijos, de los maridos sobre sus mugeres, de los amos sobre sus criados. El hacer reir, es verdad, pero por eso mismo es mas culpable, pues por un encanto