La paz del alma consiste en el desprecio de todo lo que puede turbarla.
Si la razon constituye al hombre, la conciencia le dirige.
Las grandezas del mundo corrompen el alma; la indigencia la envilece.
Si la tristeza enternece al alma, una profunda afliccion la endurece.
Se pierde todo el tiempo que se puede emplear mejor.
Hacer un juramento criminal, es un segundo crimen.
¿Hay un estado permanente (en lo humano) destinado para el hombre? No, cuando todo se ha adquirido, es necesario perder; hasta el placer de la posesion se gasta por ella misma.
Las pesadumbres y las penas pueden tenerse por ventajas en cuanto impiden que se endurezca el corazon á las desgracias de otro: no se sabe que dulzura es la de enternecerse por sus propios males y por los de los demas. La sensibilidad introduce en el alma cierto contento de sí mismo, que es independiente de la fortuna y de los acaecimientos.
El país de las quimeras es en este mundo