dura un día, y al siguiente se convierte en befa.
Las mugeres son los jueces naturales del mérito de los hombres, asi como estos lo son de las mugeres: esto es un derecho recíproco, y ni unos ni otros lo ignoran. Sofía conoce este derecho y usa de él, pero con la modestia que conviene á su juventud, á su inesperiencia y á su estado: solo juzga cuando su juicio sirve para desenvolver alguna máxima útil. No habla de los ausentes sino con la mayor circunspeccion, sobre todo si son mugeres. Piensa que lo que las hace murmuradoras y satíricas, es el hablar de su sexo; en tanto que se limitan á hablar del nuestro, son equitativas. Por lo tanto, Sofía se limita solo á esto. En cuanto á las mugeres, jamas habla sino para decir todo lo bueno que sabe de ellas. Esto es un honor que cree deber á su sexo; y en cuanto á aquellas de quienes nada bueno sabe que decir, calla, y este silencio se entiende.
Sofía tiene poco estilo de mundo; pero es obsequiosa, atenta, y en todo cuanto hace tiene mucha gracia. Un feliz natural le sirve mas que mucho arte. Tiene cierta cortesía que le es propia, que no consiste en